viernes, 2 de noviembre de 2012

Capítulo 2 - De vuelta.


Al día siguiente acababa de despertarme,  cuando recibí un mensaje de Bianca que decía: ‘’ Buenos días, princesa, espero que hayas dormido bien.’’
Al poco rato me llamó, y me sugirió quedar un rato por el centro. Acepté. Yo no sabía muy bien qué era lo que debía hacer; estaba claro que no estaba haciendo nada malo, pero aún así mentí a Ariadna. Quizá en el fondo sabía que Bianca no era una chica más.
Ya por la tarde, nos vimos en el parque. Ella ya estaba allí cuando yo llegué. Iba con unos vaqueros bastante anchos y rotos, y una sudadera verde. La noté muy nerviosa al principio.
-         - Hey, hola.
-          -Hola, Celeste. ¿Qué tal?
-          -Bien, ¿y tú? ¿Llevas mucho rato aquí?
-          -No, acabo de llegar. ¿Quieres tomar un helado?
-          -Sí, claro.
Me llevó a la mejor heladería de la zona. Luego se relajó, y estuvimos hablando un buen rato.
-          -Bueno, ¿qué estás estudiando? – Le pregunté.
-          -Estudio diseño.
-          -Ahh, bien.
-          -¿Y tú?
-          -Estoy sacándome el bachiller…
-         - Eso está muy bien.  ¿Qué vas a estudiar cuando acabes?
-          -Pues me gustaría hacer la carrera de filología inglesa, me gusta bastante.
-          -Vaya, con lo mal que se me da a mí el inglés Jajaja
-          -Puedo ayudarte siempre que lo necesites, ¿vale? – Le dije sonriendo.

En ese momento nuestras miradas se clavaron la una en la otra. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, dejándome inmóvil y sin aliento. En ese preciso momento sentí que las cosas iban a cambiar.
Y cambiaron. A partir de ese día Bianca me llamaba cada noche, y hablábamos horas y horas sin parar. Quedábamos cada viernes, y siempre me llevaba a la misma heladería. Recuerdo que una vez apareció en la puerta de mi casa, con un cartel enorme en el que ponía: ‘’Ya te vale, llevo media hora esperándote aquí abajo.’’
Me escribió una poesía, y pegó miles de papeles con ella escrita en un muro enorme. Ella me hizo volver a sentir eso que llaman amor, eso que sólo había sentido una vez antes que esa. Sabía que ella era especial.
Pasaron cuatro meses. Bianca se había convertido en una parte indispensable para mí. Me había hecho volver a sentirme viva, y a ser feliz de nuevo. Pero nunca pude dejar atrás a Ariadna. Me llamaba cada día, y casi nunca le cogía el teléfono. Creo que en el fondo tenía miedo de enfrentarme a ella, de decirle toda la verdad. No quería perderla a ella, pero tampoco echar a perder lo que estaba teniendo con Bianca. Era una mezcla de sentimientos que a veces me confundía, me deprimía… Y, aunque en el fondo sabía que tarde o temprano la verdad saldría a la luz, quise dejarlo estar hasta que fuese el momento. Sabia que no era lo correcto, pero sabía también que no quería perder a ninguna de las dos.

Un día recibí una llamada:
-          -Hola, ¿Celeste?
-          -¿Quién es?
-          -Soy Valentín.
-          -¿Va… Valentín? – dije boquiabierta. - ¡Cuánto tiempo!
-          -Sí, mucho tiempo… ¿qué tal estás?
-          -Estoy bien, ¿y tú?
-          -Bastante bien. Oye, te he llamado porque quería hablar contigo de algo bastante importante, es sobre Ariadna.
Al escuchar su nombre, se revolvió mi estómago.
-          -¿Qué pasa?
-          -Ariadna viene dentro de dos días.
-          -¿¡ Qué ¡?
-          -Pues eso…
-          -¿Y por qué no me lo ha dicho?
-          -Em.. Lleva intentando decírtelo muchísimo tiempo. Pero siempre le ponías escusas o le mentías.
-          -¿Por qué dices eso?
-          -Sé que ahora estás saliendo con una chica. Y bueno, no es nada malo, pero no tienes por qué mentirle. Ari ha estado trabajando con un contrato basura, en condiciones casi extremas, para ahorrar y venir aquí a vivir contigo, como te prometió. Hace un mes que empezó a preparar los papeles para comprar un piso en el centro, y viene dentro de dos días.
-          -No puedo creérmelo… pero, ¿por qué tan pronto?
-          -Es una sorpresa. Te ha estado llamando para decirte que había ahorrado mucho y podría volver pronto. Hoy me ha llamado y me ha dicho que viene pasado mañana y quiere que vaya a recogerla para llevarla a tu casa.
-          -¿Y qué se supone que tengo que hacer?
-          -No lo sé, Celeste. Te he avisado porque no quiero que llame al timbre y esté la otra chica en tu casa.
-          -Ya…
-          -Por cierto, ¿desde cuándo sales con esa chica?
-          -Desde hace un tiempo.. la conocí en una discoteca y bueno, me ha hecho sentir cosas.
-          -Pero… ¿Y Ariadna? ¿Ya no es nada?
-          -Claro que sí, Valen. Suena un poco mal que diga esto, pero yo quiero a Ariadna. Lo que pasa es que ha estado -mucho tiempo fuera, y yo me sentía muy sola… Bianca ha hecho muchas cosas por mí, y me hace muy feliz…
-        -  ¿Qué vas a hacer?
-         - No lo sé, Valen. ¿Qué debo hacer?
-          -Deberías de haber sido sincera con ambas. No creo que Bianca sepa de la existencia de Ariadna, y mucho menos de todo lo que has tenido con ella.
-        -  No… ninguna sabe nada de la otra.
-         - No me lo explico, creía que tú eras más sincera…
-          -Valentín ya te lo he dicho… Es muy confuso todo para mí, y me duele. Cada una me ha hecho muy feliz, y me han demostrado que me quieren… Y si lo pongo en una balanza… están igualadas. No quiero prescindir de ninguna.
-          -Debes decirles la verdad a las dos. Ahora pagarás las consecuencias de no haberlo hecho antes.
-          -Lo sé… y es justo. No sé cómo me las voy a apañar.
-          -Mucho ánimo. Nos veremos pronto.
-          -Sí, chao.

Ahora no sabía qué hacer. Sabía que este día tendría que llegar, y aquí estaba. En dos días, la chica que más cosas ha dado por mí vuelve para quedarse. Y Bianca, la chica que me ha enseñado a volver a amar, tendría que saber toda la verdad. En ese momento quería que la tierra me tragase, desaparecer.

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