viernes, 16 de noviembre de 2012

Capítulo 4 - Al borde del precipicio.


Fue el abrazo más intenso de mi vida. Noté sus ganas de verme, su ilusión de volver a empezar conmigo con sólo mirarme. Vi en sus ojos un brillo distinto, y vi en su rostro a la Ariadna de siempre. A la de los recreos del instituto, la de todos los días. Dejamos de abrazarnos, y nos despedimos de Valentín. Antes de irse, él me guiñó un ojo; me lo tomé como una señal para darme ánimos. Los necesitaba y mucho.
Entramos y nos fuimos a mi cuarto, donde ella dejó el montón de maletas que llevaba. Abrió una, y me dijo: ‘’ Es todo para ti. ‘’
Había de todo. Mantas, ropa, tazas, cuadros, zapatillas… 
-          -Wow, cuántas cosas. ¿Son para mí?
-          -Las he ido comprando poco a poco. Es para decorar nuestro piso.
-          -¿Nuestro piso?
-          -Sí, he comprado un piso en el centro. Me dan las llaves el lunes.
Me quedé boquiabierta. Sabía esa información pero no podía dejar de sorprenderme. Era cierto, estaba aquí, conmigo de nuevo, y había un piso sólo para nosotras, para construir nuestra nueva vida juntas.
-          -Vaya… no tengo palabras.
-          -¿Estás ilusionada? Te noto un poco rara.
-          -No.. no es nada.
-          -¿Seguro? Ha pasado algún tiempo pero sigo sabiéndome de memoria todas tus miradas. Va, dime, ¿pasa algo?
-          -No es nada, Ari.
-          -¿Te estás agobiando? Es lógico, de repent…
-          -Que no, no es nada de eso.
-          -¿Entonces?
-          -No creo que sea el momento.
-          -¿El momento para qué? ¿Qué pasa?
-          -Yo… debo decirte algo.
-          -¿Qué es?
-          -Pues… a ver… desde que te fuiste me sentía muy sola… y entonces empecé a salir a concocer gente nueva… y conocí a Bianca.
-        -  ¿Bianca?
-         - Sí… al principio no pasó nada, pero después…
-          -Celeste… no…
-          -Entiendeme, creía que no ibas a venir de verdad, creía que eran ilusiones.
-          -¿Cómo que sólo eran ilusiones? Celeste, por dios, te estuve llamando cada día, cada noche, para decirte todo lo que estaba planeando hacer, y tú ni siquiera me cogías el teléfono.
-          -Lo sé, pero me sentía muy mal y por eso no lo cogía… Lo siento.
-          -¿Que lo sientes? Pfff… No me lo puedo creer Celeste. En serio, con todo lo que yo he dado para estar ahora aquí, y tú te vas con otra chica.
-          -Ariadna, ponte en mi lugar, por favor.
-          -No sé si sabes que yo he estado en el mismo lugar que tú.
Me quedé sin palabras. En ese momento me sentía fatal, como una rata. Sentí que se iba ese destello de sus ojos, y ahora sólo había lágrimas.
-        -  Ya no sé qué es lo que hago aquí. – me dijo entre lágrimas. – Me voy de aquí.
-         - No te vayas… quiero explicártelo.
-          -¿Explicarme el qué?
-          -Ari… esa chica me ha hecho feliz el tiempo que tú no estabas. Me ha hecho volver a sentir cosas… pero nunca dejé de pensar en ti. Me sentía muy mal y no he sido capaz de decírtelo… Por favor no te vayas.
-          -Me has decepcionado muchísimo. Me lo esperaba de cualquier persona menos de ti.
-          -¿Te vas para siempre?
-          -No me voy, me has echado tú.
Cogió sus maletas y noté cómo cerró la puerta. La vi por la ventana, llamó a Valentín y luego dobló la esquina. No quería que pasara nada de esto, quería volver atrás y cambiar todo lo que había hecho, pero estaba claro que era imposible. Había perdido a las únicas dos chicas que me habían querido de verdad. Pero me dolía más haber decepcionado a Ariadna. Fui estúpida al pensar que su promesa era una mentira o una ilusión… No quería perderla por nada del mundo.
Ya por la noche, llamé a Valentín.
-          -Hola…
-          -Hey, Celeste.
-          -¿Cómo está Ari?
-          -Está bastante mal, Celeste. No ha querido comer nada, y no quiere salir de la habitación.
-          -Joder... ¿puedo ir a verla?
-          -No creo que sea una buena idea, la verdad.
-          -Pero quiero arreglar esto, Valen. Necesito hablar con ella.
-          -Ya… pero no sé, no quiero que se ponga peor de lo que está.
-          -Voy a ir, ¿vale?
-          -Bueno, como quieras, pero si no quiere hablar contigo te vas, ¿vale?
-          -Sí. Ahora voy.
Cogí una chaqueta y me fui corriendo. Llegué en escasos veinte minutos, llamé  a la puerta y me abrió Valentín.
-          -Está arriba. Por favor, se comprensiva. Está pasándolo mal.
-          -Sí, lo sé.
Subí despacio. Abrí la puerta y entré. Estaba tumbada en la cama de lado, mirando hacia la ventana.
-          -Hola
-          -¿Qué haces aquí?
-          -Quiero hablar contigo.
-          -Pues yo no.
-          -Oye.. Ari.. por favor, escúchame.
-          -¿Qué es lo que quieres ahora?
-          -Perdóname.
-          -Como si fuera tan fácil… - se sentó en el filo de la cama - ¿cómo has podido hacerme esto?
-          -Ariadna, por favor… Te fuiste muy lejos y yo me sentía sola. Sé que lo he hecho muy mal, pero sabes que yo te quiero. Sabes que has sido mi primer amor, y sabes todo lo que he hecho por ti siempre. Sé que lo he hecho super mal ahora, pero necesito que me perdones, porque las cosas van a cambiar.
-          -No te creo nada…
-          -¿Por qué no?
-          -Porque yo jamás pude pensar en llamar a una chica ni quedar con ella para que no fueran deberes. No sé cómo has podido dejarme a un lado así de esta forma.
-          -Fui una inmadura, no sabía lo que tenía y no quiero perderlo. Sé que es injusto, sé que me merezco lo peor por hacerte esto, pero joder… ahora que siento que te pierdo sé que he sido una estúpida y no quiero…
-          -Necesito pensar, Celeste. No sé lo que tengo que hacer.
-          -Vale, yo ya me voy. Sólo quería hablar contigo para explicarte un poco mejor las cosas. Pero quiero que tengas presente que soy consciente de que me he equivocado, y de que no quiero perderte por nada del mundo, ¿vale?
-          -Sí… aunque no sé si debo creerlo.
-          -Tienes mi teléfono. Llámame para lo que sea, ¿Vale? Por favor.
-          -Sí, lo haré.
-          -Te quiero. – le besé la frente. – Y prométeme que vas a a comer, por favor, y que vas a salir de esta habitación, necesito que estés bien.
-          -Lo intentaré, ¿Vale?
-          -Sí. Chao.
-          -Adiós.

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