viernes, 23 de noviembre de 2012

Capítulo 5 - Cruce de caminos.


Al día siguiente llamé a Valentín. Me dijo que Ari estaba más animada, y que había cenado y desayunado bien. Eso me alegró. Sin embargo yo no dormí en toda la noche… tras mucho pensar, supe que si Ariadna no quería saber nada de mí yo tendría que aceptarlo y no la molestaría mas. Después del daño que le hice sería lo más normal, así que supongo que mi subconsciente empezó a asimilarlo. También pensé en Bianca. Y decidí llamarla, y así lo hice. Sorprendentemente me cogió el teléfono.
-         - ¿Sí?
-          -Hola, ¿cómo estás?
-          -No lo sé, la verdad. ¿Qué quieres?
-          -Hablar contigo, ¿podemos vernos en algún lugar?
-          -Supongo… En media hora en el parque.
-          -Allí estaré.
Fui allí con mucha prisa. Estaba nerviosa, muy nerviosa. Y la ví llegar.
-          -Hola – me dijo.
-          -Hey..  ¿qué tal?
-          -Bueno.. ahí voy. ¿Y tú?
-          -Pues mal…
-          -¿Cómo se lo ha tomado tu novia? ¿O no se lo has dicho?
-          -Sí, se lo he dicho. Está bastante afectada.
-          -Ya, normal… ¿Y tú has pensado algo?
-          -No.. la verdad es que no. Aún sigo intentando hacerme a la idea de todo. Pero tengo claro que pase lo que pase, tengo que aceptarlo.
-          -Ya… ¿y si ella te deja?
-          -Pues.. debo seguir adelante. Está claro que no me gustará, pero…
-          -¿Y yo?
-          -¿Tú, qué?
-          -¿Y si yo quiero seguir contigo?
Eso me descolocó. Me lo soltó así, sin más, y yo me quedé quieta.
-          -Pues…
-          -Yo he pensado bastante, y he llegado a la conclusión de que creo que te va a perdonar.
-          -¿Por qué?
-          -Yo lo haría.
-          -Ahh… ¿entonces..?
-          -No quiero que pase eso. Así que quiero decirte que si te vas con ella no volverás a saber de mí.
-          -¿Qué? ¿Me estás haciendo elegir entre ella y tú?
-          -Sí, también puedes tomártelo así. Ella o yo.
-          -Pero… eso no es justo.
-          -Bueno, lo que tú has hecho tampoco lo es.
-          -Ya, pero…
-          -Si me eliges a mí, no podrás volver a hablar con ella nunca más.
-          -Eso es muy cruel.
-          -No. Ponte en mi lugar. Te quiero, ¿sabes? Y si tú quieres estar conmigo es lógico que no me haga gracia que te juntes con ella.
-          -Ya, lo entiendo, pero…
-          -¿Pero qué? ¿Qué piensas hacer, quedarte con la que te perdone?
-          -No, claro que no.
-          -Pues eso es lo que parece.
-          -Mi prioridad no es que me perdonéis, si no arreglar todo esto. No quiero que nadie sufra por mi culpa.
-          -Ya, pero para eso es demasiado tarde. Así que ya lo sabes, o ella o yo.
-          -¿Estás segura de eso?
-          -Sí. Muy segura.
-          -Bueno… pues no sé qué decirte…
-          -No espero que me respondas ahora. Sólo quiero que lo pienses muy bien todo. Que pienses en todo lo que te he dado yo, en lo que te he dicho y lo que he hecho por ti, que no es poco.
-          -Lo sé.
-          -Bueno… pues ya nos veremos. Te llamaré para ver si has pensado algo.
-          -Está bien.
Me quedé sola en el banco del parque. Mirando al suelo. No podía creérmelo. Me estaba haciendo elegir entre Ariadna y ella. Y realmente es que poniéndolo en una balanza, estaban igualadas. Las dos han hecho cosas increíbles por mí, y era muy difícil elegir… por no decir que era imposible.
Me fui a casa. Y empezó a llover. Miré hacia arriba, y el tono del cielo iba a juego con mi interior. Todo estaba apagado dentro de mí. Sentía que podía perder a Ariadna,  y también a Bianca. Eran muy diferentes, pero lo cierto es que para mí eran iguales. Me veía como en un cruce de caminos, y yo en el centro mirando hacia cuál caminar. Sabía que el final de ambos caminos era la felicidad, acompañada del permanente pensamiento de: ‘’Qué hubiera pasado si…’’
Sabía que era un antes y un después, que esta decisión cambiaría el rumbo de mi vida para siempre. Pero seguía sin saber qué hacer. Llegué a casa, y me fui a la cama sin cenar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario