Supongo que una historia de amor así no ocurre todos los
días. Por eso pensamos en escribirla, en plasmarla en papel para recordarla el
resto de nuestra vida.
Hoy, ya han pasado seis años desde que Ariadna y yo nos
conocimos. Y esta ha sido nuestra historia desde aquél día en que nuestras
miradas se cruzaron, y en un instante todo cambió. He plasmado nuestra historia
de principio a fin, con cada detalle y con todo el sentimiento que mi
experiencia me ha dejado.
Actualmente, sigo viviendo con mi ahora esposa, Ariadna. Nos
casamos hace dos años, en aquél monte en el que decidí quedarme con ella el
resto de mi vida. Fue precioso, y asistieron todos nuestros amigos. Los padres
de Ariadna vinieron de Estados Unidos, y lo más increíble fue que mis padres
también asistieron. Me dijeron que estaba loca, pero que me amaban así, que no
les importaba con quién, si yo era feliz. Fue uno de los días más felices de mi
vida sin dudarlo.
Ahora Ariadna trabaja como jefa de departamento en una
agencia de publicidad. Ella elabora todos los eslóganes de las empresas más
importantes de la cuidad. Pero jamás ha dejado de hacerme el desayuno y de
traerme el pastel de vainilla cada día.
Valentín ya no viene los domingos. Empezó a salir con una
chica, y vive en Barcelona, aunque siempre nos vemos en las fechas importantes.
Sólo puedo decir que sin él nada hubiera sido posible. Él nos escuchaba y nos
aconsejaba, y siempre quiso lo mejor para nosotras. Fue el padrino de nuestra
boda, y es alguien muy importante para nosotras.
En cuanto a mí, acabé mis estudios y ahora trabajo como
cocinera. No es el trabajo para el que estudié, pero me apasiona la gastronomía
y todo lo que tiene que ver con ella. Aunque quizá lo deje, ya que no tendré
tiempo para cuidar a nuestra futura hija. Sí, Ariadna y yo decidimos que era el
momento, y estamos en trámites de adopción de una niña japonesa.
Pero lo mejor de todo, es que jamás me arrepentí ni un
segundo de elegir a Ariadna. Hice lo que me dijo mi corazón, y hoy puedo decir
que soy la mujer más feliz del mundo. Dejé atrás los miedos y las dudas, y
simplemente lo supe. También sé que no me arrepiento de haber estado con
Bianca, ya que creo que era parte de mi destino. Creo que ella debía cruzarse
en mi camino para guiarme hacia lo que yo soy hoy. Y quizá yo debía cruzarme también en
su camino.
Y después de todo, aprendí que todo ocurre por alguna razón.
Todo pasa porque tiene que pasar. El destino controla nuestra vida mientras
jugamos al azar. Nadie sabe lo que le depara el mañana, pero aún así, no hay
que tener miedo. El final de la vida es la felicidad.
Supongo que ya no queda nada más por decir, os he explicado
mi vida en forma de sentimientos plasmados en letras. Ésta es mi historia, o
mejor dicho, nuestra historia; y a día de hoy no soy yo sola, soy nosotras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario